10 de marzo de 2010

Harry Brown

Las historias de tipos tranquilos y pacíficos, de supuestos ancianos con plácido presente y duro e inefable pasado ya quedan un poco pasadas de moda, bastante, diría yo; si unimos encima el ya viejo rol de justiciero por necesidad, de vengador que intenta que nos identifiquemos con él, pues la cosa no va muy bien. Ya interpretaron ese papel actores como Charles Bronson o Clint Eastwood, u otros que desde su profesión, inmersa en el mundo de la violencia, o totalmente alejada de ella, volcaban una insufrible revancha supuestamente necesaria para poner un poco de orden en el mundo desquiciado, caso de Sylvester Stallone o jeremy irons, en sus recreaciones de “Cobra” y “El cuarto ángel”, respectivamente, o todavía más recientemente el papel de Mel Gibson en “Al límite”. Aquí se nos presenta la oportunidad de disfrutar de un gran actor, uno de los más grandes, Michael Caine, sir Michael Caine, en una película que vuelve y revuelve sobre el mismo tema. El guión se subdivide en dos partes diferenciadas, o al menos eso es lo que parece, pero alguien, y no quiero mirar ni señalar, las termina mezclando, batiendo, y triturando el poco sentido que podía tener la producción. Sir Caine resulta ser un apacible jubilado que ve como se deteriora su barrio, presa de la delincuencia, las bandas, la drogadicción y el vandalismo, pero mantiene una mirada crítica sin involucrarse en el problema; en esta parte es dónde la dirección y el guión pretende presentarnos las cartas, situarnos en la piel de un hombre pacífico que cuenta con un oscuro pasado y pretende no meterse más en líos, dar esos toques sutiles al personaje que nos muestren su bagaje interior, amén de obligarnos casi por decreto a odiar a los extravagantes y colgados entes depravados que proliferan por las calles. Una serie de violaciones, actos de destrucción gratuita, asesinatos sin sentido obligan al espectador a colocarse al lado de cualquiera que pretenda limpiar la mierda, imponer un poco de armonía. Al mismo tiempo, se presenta a la policía, a una policía, interpretada por Emily Mortimer , en el papel de inteligente agente que sabe lo que está ocurriendo pero termina comprendiendo al protagonista, cosa que parece ser también lo habitual en este tipo de filmes. Película fallida, que se pierde en innecesarios giros, vueltas al tema y demás intentos de hacernos comprender qué bulle por la cabeza de los distintos protagonistas, pero que sólo termina por ser una mera copia de anteriores producciones. Ya que estamos aquí, vamos a contar un poco el argumento. Se trata de Harry Brown, un ex militar que procura que su jubilación no sea más que un plácido discurrir hasta la hora de su fin, pero al que el asesinato de un amigo y los depravados actos de los delincuentes que pululan por el vecindario terminan por abocar a una serie de asesinatos plenos de eficacia y vendetta.
TÍTULO ORIGINAL: Harry Brown
GÉNERO: Thriller, justiciero
PAÍS y AÑO: Gran Bretaña-2009
DIRECTOR: Daniel Barber
GUIÓN: Gary Young
MÚSICA: Ruth Barrett, Martin Phipps
FOTOGRAFÍA: Martin Ruhe
PRODUCCIÓN: Keith Bell, Matthew Brown, Kris Thykier
PRODUCTORA: Marv Films / Prescience Film Fund / UK Film Council
REPARTO: Michael Caine, Emily Mortimer, Iain Glen, Jack O'Connell, Liam Cunningham, Amy Steel, Ben Drew, David Bradley, Raza Jaffrey, Joseph Gilgun, Charlie Creed-Miles, Chris Wilson

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