Óscar a la mejor película

Por una vez, y sin que sirva de precedente, los miembros de la academia han acertado de pleno con la elección de dos de los galardones (el análisis del resto lo dejo para los que tengan más alma de críticos que yo): el de mejor película y mejor dirección. Pero no sólo hemos asistido al acierto de los miembros y miembras, sino que también se ha colocado en el lugar que merecen a las dos candidat@s que optaban en todas las quinielas a ambos galardones. Así, ni un James Cameron con su plana cinta, plagada de efectos especiales, ha logrado lo que pretendía, es decir, elevar a la altura de obra maestra algo simple y mera translación de películas de indios y vaqueros aderezada con algunos toques modernistas y ubicada la acción a curiosos mundos, ni su dirección, copia exacta en algunos planos de anteriores producciones suyas, ha logrado el máximo premio, el óscar a la dirección. Por otro lado, se ha reivindicado como el gran filme, plagado de matices, tonalidades y homéricas escenas de cotidiana brega, de perfecta dirección, de cuidado y selectivo pulso cinematográfico, a la cinta perfecta (al menos este año) que nos traslada al interior de la actividad de los hombres encargados de jugarse el todo por el todo. Excelente la decisión de premiar a la directora, a la gran directora, Kathryn Bigelow. Aplausos para los miembros y miembras. En este blog ya se realizaba una apuesta decidida por esta cinta plena de momentos de éxtasis fílmico. Podréis visualizar el post pinchando en el enlace que os dejo. Besos.

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