Poco puede decirse cuando te presentan una novela, leerla y nada más, y decir eso de “gracias; no tenías que haberte molestado”. Luego la colocas en la estantería, en el hueco que quede, y esperas el momento adecuado para echarle el vistazo, hojear unas cuantas páginas, disfrutar de la portada y leer la reseña de contraportada de la persona que ha osado escibir algo en estos tiempos de crisis en los que se vende mal hasta los derivados del cochino. Bien, pues el regalo de marras me ha llegado por medio de un link, en el que se me insinuaba que no me perdiera unas cuantas páginas de una novela editada por un grupo de emprendedores aglutinados en una editorial naciente, Ediciones ciprés (también me regalaron el link a su blog). Comencé por éste. Y me he sentido realmente atrído por su cabecera y diseño, tal vez escueto, casi simple, pero muy atrayente, así que nada, a conseguir un ejemplar para ver si “Antino”, que así se llama la novela, merecía un post. Y, pardiez que lo merece. Excelente narrativa que desarrolla el argumento con un trazo en el que se mezclan en la paleta de colores los distintos tonos de dolor, miedo, angustia, entrega, abandono, humor, pesimismo y optimismo. Todo hábilmente combinado para recrear los sentimientos de los personajes principales. Nada de encontrarnos con sensiblerías anticuadas, con homéricas entregas a nadie, nada de novelismo de pastille, ni de otra cosa. Buen pulso, buena descripción del cambio que sufre el hilo conductor, un joven diagnósticado de una grave enfermedad (que no voy a nombrar), y al que le ponen una fecha de caducidad, una etiqueta que le indica su fin. El tránsito desde un mediterráneo luminoso y optimista, vitalista e idílico, hacia un piso de la ciudad de Madrid, ciudad (como he descrito en alguna ocasión) tremendamente acogedora, pero también extrañamente claustrofóbica, resulta así una metáfora del sentimiento que cualquiera que reciba semejante “palo” debe asumir. Realmente bien descritas las motivaciones, ocultas o públicas, que llevan a que los distintos personajes se queden a su lado, le cuiden, apoyen y alienten o, por el contrario, decidan alejarse, excusarse o simplemente desaparecer. Muy recomendable para los momentos en los que te falten las fuerzas o los ánimos escaseen, o todo lo contrario: para los muchos y los pocos momentos de felicidad u optimismo. No os la podéis perder.
La autora, Mercedes Unzeta Gullón, de origen leonés pero nacida en la capital (Madrid), parece que después de superar una grave enfermedad decidió afincarse en una especie de casa rural generada a través de la reforma de un viejo molino familiar. Se define a sí misma como antropóloga, periodista, amante de la libertad y de la soledad. También ha viajado mucho, y forma parte del complejo intento por sacar adelante el proyecto editorial, el ya mencionado de Ediciones el ciprés. Esta, que yo sepa, es su primera novela, y también el primer lanzamiento de la editorial. Ha colaborado con diversos medios de comuncación, tanto en prensa escrita como radio y televisión; también se ha hecho merecedora de diversos premios en narrativa y poesía. Tiene anuncia la salida de una nueva novela, Felicidad.com, y de un libro de poesía, La luna llena fue ayer. Suerte con el proyecto.
Felicidades por el blog y la mezcla de cine y libros. He leído "Antino" y me ha ayudado mucho a entender qué nos ocurre cuando una grave enfermedad se presenta en una familia, porque como decías en tu post, su descripción es imprescindible.
ResponderEliminarMuchas gracias Nuria, pásate cuando quieras,siempre será muy bienvenido. A mí también me gustó mucho la novela. Un abrazo.
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